domingo, 29 de marzo de 2020

Cómo evitar que entre el COVID-19 en las residencias de ancianos


Buenos días:

Me entristece profundamente ver las cifras en ascenso de muertos en las residencias de mayores. Cuando entra el COVID-19, hace estragos.

Recientemente me ha llegado un escrito en el que se pautan instrucciones a los médicos que atienden las residencias de ancianos, indicando la forma de proceder en caso de que caigan enfermos por COVID-19, y me ha temblado todo. La situación actual de los hospitales y de las camas de UCI de las comunidades más afectadas es que están atendiendo gente muy por encima de su capacidad. La consecuencia es que hay que elegir al más fuerte, al que tiene más oportunidades de sobrevivir.

Los residentes en nuestras residencias de ancianos son muy mayores. Muchos están sanos, pero muchos otros no. La mortalidad por COVID-19 es muy alta en este grupo de edad, sin que se sepa exactamente cual va a ser el resultado final, pues en China la media de edad es unos 76 años, mucho más baja que en España. En nuestra población mayor, al ser más mayor, probablemente la tasa de letalidad va a ser mucho más alta.

Hemos presumido muchos años de tener una de las mayores esperanzas de vida del mundo, y una población mayor muy mayor, que ahora se va a quedar diezmada por culpa de una pandemia ante la que no supo nadie actuar adecuadamente desde un principio, comenzando por los epidemiólogos que restaron importancia al tema, cuando todos veíamos en la televisión lo que estaba ocurriendo en China desde el comienzo del año. A ver, ¿por qué los chinos iban a montar un hospital en diez días? ¿por qué la infección se iba extendiendo allí cuando todos sabemos que no tienen problema en tomar las medidas que haga falta? Pero ni viendo eso se tomó esto en serio… aunque sinceramente, después de escuchar a Pedro Duque diciendo que desde el mes de febrero se estaban ultimando los detalles del estado de alarma, ya no sé qué pensar. ¿Y Fernando Simón? Un epidemiólogo con la responsabilidad tan grande que conlleva dirigir un centro especializado en alertas sanitarias, ¿tampoco entiende de esto?. Estoy horrorizada ante todo lo que está ocurriendo, pero más ante la falta de previsión y ahora ante la falta de organización de todo. Cada comunidad autónoma, como reinos de taifas, actúa a su antojo y/o conveniencia, cuando el enemigo es común y no hace pactos con nadie. Divide y vencerás, y se está cumpliendo el dicho.

Me resisto a creer que van a fallecer muchas personas mayores simplemente porque esto no se preveía. Hace poco me llegó un interesante vídeo de hace 5 años en el que Bill Gates decía que lo más parecido a una tercera guerra mundial no iba a llegar  en forma de bomba nuclear, sino en forma de virus. Y la fotografía que ponía era la de algún coronavirus. Decía que el mundo había invertido muchísimo en armamento y contraarmamento, pero que no se invertía en formarnos para responder ante una posible pandemia. Hablaba en su charla de tener un sistema de salud fuerte, capaz de afrontar una situación así, y de entrenamiento, para que cuando se dé la circunstancia, tengamos el entrenamiento y la capacidad de respuesta integrada en nuestros circuitos neuronales, y seamos capaces de actuar con premura y eficazmente. Y pone el ejemplo de los militares, que entrenan diariamente y así responden como lo han hecho en esta ocasión. Los militares están preparados para actuar. Los demás, no, ni siquiera intelectualmente. Los ciudadanos tenemos que seguir escuchando las críticas y comentarios partidistas e ideológicos de gente ignorante que no se está dando cuenta que detrás de cada cifra hay personas. Siguen enredados en críticas de pensamientos ideológicos, y defendiendo lo que hicieron o no hicieron. Lo cierto es que tanto lo que hicieron como lo que no hicieron ha tenido unas consecuencias nefastas para la población, y la omisión también se pena… si no, recordemos la omisión del deber de socorro, que está contemplado en nuestra legislación.

Creo que Bill Gates es una persona con la visión de futuro que no tienen nuestros políticos y asesores, y aquí empiezas a pensar en que quizás tener gente que habla tan bien dirigiendo nuestro destino no es lo mejor para el país, sino gente que sabe, que está técnicamente preparada para actuar en situaciones críticas. Aquí es cuando te reafirmas en que los asesores deberían ser técnicos especializados, los mejores en su rama, en vez de ser del partido, o “hijos de”. Esta es la morbilidad que tiene nuestro sistema y de la que se ha aprovechado también el COVID-19. Decía Bill Gates en 2015 “estamos a tiempo”. Pero visto lo visto, nadie escuchó. Y el virus, con una energía inusitada está golpeando país por país y clase social por clase social. Porque tampoco es garantía de nada tener todos los medios del mundo, pues aun así, hay personas que no sobreviven.

Ayer pensaba cómo se podía frenar la masacre que se está viviendo en las residencias de ancianos. Tampoco teníamos plan para una situación así. Las debilidades de las organizaciones se ponen de manifiesto en las situaciones críticas.
La mortalidad en este grupo de edad es muy elevada, pues la edad ha sido definida en la bibliografía como un factor independiente que contribuye de forma muy importante a la mortalidad. Dado que hay muchas residencias sociosanitarias que aún no han sido infectadas por el coronavirus, la única puerta de entrada son las personas que están entrando y saliendo de dichos centros. Otra posible entrada son los aprovisionamientos de cualquier tipo que entren en ellas, aunque entiendo que esto estará más controlado y que se están tomando las medidas adecuadas. 
Si siguen apareciendo casos en residencias que al comenzar el estado de alarma no tenían infectados, es porque las personas que entran y salen de la residencia están llevando el virus a los centros, pues 
ya se han cumplido las dos semanas de confinamiento necesarias para que hubieran salido a la luz todos los casos que estaban en periodo de incubación (que dura entre 2 y 14 días, con una media de 5 días). Cuando aparecen los síntomas, es demasiado tarde....la replicación del virus en la faringe es elevadísima antes de que la infección se haga sintomática; eso suele ser unos 2-3 días antes de los síntomas, y entonces el individuo ya está contagiando a su alrededor.

Las residencias son como una gran familia, y al menos durante el tiempo que dura el estado de alarma en nuestro país, el confinamiento total debería estar también contemplado para todas aquellas residencias donde aún no hay casos. El personal que trabaja en las residencias debería quedarse viviendo con los ancianos, seleccionando a los trabajadores mediante tests rápidos, y descartar a los que ya estén infectados aunque no tengan síntomas y sustituyéndoles por gente que sea negativa en los tests. Aquellas personas que por circunstancias personales no puedan mantener el confinamiento, deberían ser sustituidas por personas que sí puedan. De esta manera aislaríamos completamente a las residencias, y únicamente habría que controlar los alimentos y otros aprovisionamientos, que deberían seguir los controles que establezcan los técnicos designados al efecto, pero técnicos de verdad. Medidas de este tipo las está realizando el personal sanitario desde el principio de la epidemia, médicos, enfermeros y otros profesionales, muchos de los cuales no están conviviendo con sus familias para evitar contagiarles. Lo comenzaron a hacer antes de que se empezaran a ofrecer los hoteles para alojarles.

Sobre los tests… desconozco qué tipo de tests se están utilizando ahora y los criterios, pero tienen que ser tests con una elevada sensibilidad. Ayer vi que hay empresas españolas que fabrican estos tests, con una fiabilidad cercana al 100%. Que las busquen, en vez de estar comprando tests a otros países para encima ver que no funcionan, pues es responsabilidad de nuestros dirigentes ser eficientes con nuestro dinero, que hemos aportado entre todos y necesitamos tests fiables con extrema urgencia. Echemos mano de nuestra gente, de nuestras empresas, y olvidemos los partidismos, o lo seguiremos pagando como sociedad. Unidos, pero unidos de verdad, sin colores políticos ni arrogancias.

martes, 17 de marzo de 2020

Pandemia de coronavirus - porqué no es como una gripe

Desde que comenzara a elevarse la cifra de infectados por coronavirus en España, y con ella, la de fallecidos, no he podido dejar de leer y leer sobre el tema. He recibido - supongo que como muchos españoles - muchísimos mensajes de Whatsapp de todo tipo, con bulos o sin ellos, memes, vídeos de profesionales, chistes... pero los mensajes que me han preocupado de verdad son los que traslucen una falta de conocimiento de lo que supone esta pandemia, y esto, por parte tanto de población general (lo cual es hasta normal), como de profesionales, y de éstos me preocupa mucho más.

Esta mañana estuve en el supermercado Día cerca de mi casa. Cuando le pregunté al dependiente de la caja si limpiaban la cinta periódicamente (que ya suponía yo que sí), se molestó, y me dijo que sí, que limpian todo a cada rato, pero que esto es una "gripe normal", y que él lleva guantes porque lo exigía su empresa. Le contesté lo que no me canso de repetir últimamente: esto no es como una gripe normal. Una gripe normal mata también, pero la tasa de mortalidad es menor que la de la pandemia del coronavirus, y los afectados no acuden en masa a los centros sanitarios porque afecte a todos a la vez, pues la infectividad de la gripe normal es menor que esta. La gente no lo entiende así, porque no se lo han transmitido bien.

Hace un rato he sacado a mi perro a pasear, y he visto a tres chavales que estaban juntos fumando (y sí, estamos en estado de alarma). Les he preguntado si eran familiares, y no me han entendido:

- ¿Sois de la misma familia?
- No
- Soy médico, ¿tenéis gente mayor viviendo con vosotros en casa?
- Sí
- Pues no deberíais estar tan juntos hablando

Y les he explicado porqué. Les he dicho que esto por lo que estamos pasando no es una gripe normal, y que probablemente si se contagiaran, no les iba a afectar demasiado, pero que esta infección se está llevando por delante a mucha gente mayor y que aunque ellos no sufran la enfermedad o apenas la sufran, se pueden llevar el bicho a casa y transmitírselo a alguno de sus familiares más mayores, y muchos no van a sobrevivir... Me han dicho que ellos pensaban que al  vivir en un pueblo, pues es difícil contagiarse. Pero en este pueblo ya hay casos, y ellos lo sabían. Sabían que al menos hay tres... uno al que ya le han dado el alta; los otros dos, hermana y padre del primero. Les he explicado que antes de que se les diagnosticara, esos tres habrán infectado al menos a 6 personas más, y así sucesivamente, porque esta infección empieza a transmitirse y diseminarse cuando la persona aún no sabe que la tiene, porque los síntomas empiezan después. No lo sabían. Y no sabían que a lo mejor si hay demasiados casos a la vez - como es más que probable que ocurra - el hospital puede no tener medios para todos, y va a haber mucha gente que muera si no hay medios suficientes.

Hace poco más de dos semanas un Jefe de Servicio de Medicina Preventiva decía justo lo que me han dicho dos veces hoy y he tenido que escuchar en otro audio, esta vez grabado por una médico de familia, que se identifica en el audio hasta con número de colegiada, indignada por la importancia que se le está dando a la pandemia del coronavirus, "cuando la gripe normal mata a mucha más gente cada año". Este es el mensaje que nos han estado transmitiendo antes de que se disparara el número de casos. Esta mujer me ha parecido especialmente ignorante, porque es sanitaria, y denota que no tiene ni idea de cómo ha sido la evolución ni en China ni en ninguno de los países de nuestro entorno, y lo tiene tan fácil como buscar los artículos científicos que se llevan publicando desde hace varios meses. Y lo que es peor, en vez de buscar información, graba un audio que se estará enviando en estos momentos de grupo en grupo de Whatsapp para "tranquilizar" a todo el mundo, cuestionando las medidas que se han tomado de aislamiento, porque van a producir pobreza y daño a la economía. ¡Dios mío! lo malo es que cuando ella, como todos los demás que nos han estado tranquilizando, se quieran dar cuenta, será cuando la realidad se nos haya echado encima de forma aplastante.

Vamos a ver algunos datos... que para algo me he hecho un máster en coronavirus este fin de semana.
Hay un website de la prestigiosa revista médica The Lancet, dedicado en exclusiva al coronavirus,


COVID-19 Resource CentreContiene artículos científicos y ofrece la posibilidad de suscribirse a las publicaciones que vayan saliendo. Se pueden descargar los artículos completos, de forma gratuita, así que lo recomiendo para todos los médicos que se quieran informar y formar sobre la enfermedad.
El primer artículo que he leído es éste:

Clinical course and risk factors for mortality of adult inpatients with COVID-19 in Wuhan, China: a retrospective cohort study Analizaron datos de 191 pacientes afectados, de la ciudad de Wuhan, de los cuales fallecieron 54 (un 28%, pero hay que tener en cuenta que hablamos de pacientes ingresados, no de casos leves que no requirieron ingreso). Tenían una media de edad de 56 años (18 a 87). La media entre la aparición de los síntomas hasta el alta fue de 22 días. El periodo de incubación fue de entre 5 y 7 días, pero en algunos casos llegó a 14 e incluso a 21 días. Encontraron pacientes asintomáticos, capaces de infectar a otras personas. La tasa de contagio fue de 1,5 a 2,5 (cada paciente contagió a entre 1,5 y 2,5 personas; mientras que la de la gripe normal es de 1,3), y la media de eliminación del virus (y por tanto, la capacidad de infectar a otros) se prolongó durante 20 días, llegando en un caso a 37 días, así que ojo a la hora de dar el "alta". El paciente puede encontrarse mejor, pero seguir siendo contagioso. Interesante también que consideraron fiebre cuando el paciente presentaba una temperatura axilar superior a 37,3 ºC. La edad avanzada fue un importante predictor de mortalidad.

En cuanto a la observación de que pacientes asintomáticos han contagiado a otros, ha sido corroborado por otras fuentes, como el Dr. Michael Osterholm, de la Universidad de Minesota, Center for Infectious Disease Research and Policy. Una persona infectada puede transmitir el virus desde 2 a 3 días antes de presentar las primeras manifestaciones de enfermedad, es decir, antes de que dé la cara. Se ha visto también que los menores de 20 años pueden estar extendiendo el virus sin tener síntomas, y en estas condiciones, como dice el doctor Osterholm, lo único que podremos hacer es frenar la transmisión, pero no la pararemos. Es como tratar de parar el viento.

Mañana sigo con el análisis, pero... tenemos que ayudar a frenar la rápida expansión del virus. Sigue las recomendaciones de mantener el confinamiento de las familias.